Comienza un nuevo año lleno de expectativas. A pesar de lo convulsionado que pareciera estar el mundo, y de lo complicada que a veces se hace nuestra vida, está en nuestras manos llenar cada uno de esos días que Dios nos regala, de cosas buenas y productivas que nos hagan mejores personas. Celebremos la vida y preparémonos para disfrutar cada segundo, y sobretodo, para seguir disfrutando de la mejor comida: la que se prepara con amor, respeto y sin pretensiones. Recordemos entonces, cuales sean las circunstancias que seguimos siendo gente y seguimos siendo buenos. No creamos otra cosa.
Abrazos y bendiciones.
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