ARROZ CON LECHE...
¿Quién no ha crecido escuchando esta famosa melodía infantil con la que muchos aprendimos a cantar? (bueno, cantar así como que cantar es un decir, lo que para muchos nunca estuvo muy claro era eso de tener que casarse con una viudita de la capital, que no solo tenía que saber coser y planchar, sino además, poner la mesa en su santo lugar...) Hoy hablaré de un cereal que ha estado presente a lo largo de nuestra vida, casi a diario. Nos ha alimentado desde que celebramos la aparición de nuestros primeros dientes y es el acompañante ideal para casi todo tipo de comidas, especialmente, las que tienen esa salsita que tanto nos gusta a los panameños. Me refiero, por supuesto al Arroz (Oryza sativa), uno de los soportes alimenticios de la mayoría de las culturas, especialmente la oriental. La versatilidad de esta gramínea (por extensión, todos los granos que se desarrollan en espigas como el trigo, la avena o la cebada) es tan grande como la cantidad de variedades que encontramos alrededor del mundo. Algunas de sus preparaciones se han convertido en verdaderos símbolos gastronómicos de muchos países, como la Paella española, el Risotto italiano, el Pilaf francés, el Sushi japonés, la refrescante Chicha “de carrito” venezolana, el Congrí cubano, el Chaufa peruano...la lista puede ser interminable. En nuestro país se consume a diario prácticamente, en preparaciones tan sabrosas como el Arroz con Pollo (con el que celebramos nuestros cumpleaños); el Arroz con Guandú (Cajanus cajan) conocido también en otras latitudes como guandul, gandul, quinchoncho o frijol de palo; el Guacho o Gallo Pinto, que no tiene nada que ver con el popularísimo y muy sabroso plato costarricense; o simplemente blanco acompañando un suculento Sancocho de Gallina. Está compuesto principalmente por hidratos de carbono en forma de almidón; no es precisamente fuente de vitaminas y minerales pues la mayoría de los nutrientes importantes se pierden al ser procesado, por lo que los nutricionistas recomiendan consumirlo en su estado integral (aunque para serles franco, no me parece nada sabroso); sin embargo, es un verdadero proveedor de energía pues 100 gramos aportan alrededor de 350 calorías. Las variedades más utilizadas se diferencian entre si por el tamaño y la forma del grano y van, en una clasificación simple, desde el de grano corto, rico en almidón, como el Arbóreo que se utiliza para el risotto o la variedad japonesa con que se prepara el sushi; el de grano medio o arroz común, que usamos a diario y el arroz de grano largo, entre los que encontramos el Basmati (India) y el Jazmín (Tailandia). Se ha hecho muy popular en los últimos años el Parboiled, que no es exactamente una variedad, sino un arroz que ha sido sometido a un proceso de vaporización para facilitar la cocción. Teniendo en cuenta todo lo que he dicho, el arroz es entonces un aliado invalorable en la cocina, sabroso, nutritivo y muy barato. También es muy versátil, como lo demuestran las recetas a continuación.
¿Quién no ha crecido escuchando esta famosa melodía infantil con la que muchos aprendimos a cantar? (bueno, cantar así como que cantar es un decir, lo que para muchos nunca estuvo muy claro era eso de tener que casarse con una viudita de la capital, que no solo tenía que saber coser y planchar, sino además, poner la mesa en su santo lugar...) Hoy hablaré de un cereal que ha estado presente a lo largo de nuestra vida, casi a diario. Nos ha alimentado desde que celebramos la aparición de nuestros primeros dientes y es el acompañante ideal para casi todo tipo de comidas, especialmente, las que tienen esa salsita que tanto nos gusta a los panameños. Me refiero, por supuesto al Arroz (Oryza sativa), uno de los soportes alimenticios de la mayoría de las culturas, especialmente la oriental. La versatilidad de esta gramínea (por extensión, todos los granos que se desarrollan en espigas como el trigo, la avena o la cebada) es tan grande como la cantidad de variedades que encontramos alrededor del mundo. Algunas de sus preparaciones se han convertido en verdaderos símbolos gastronómicos de muchos países, como la Paella española, el Risotto italiano, el Pilaf francés, el Sushi japonés, la refrescante Chicha “de carrito” venezolana, el Congrí cubano, el Chaufa peruano...la lista puede ser interminable. En nuestro país se consume a diario prácticamente, en preparaciones tan sabrosas como el Arroz con Pollo (con el que celebramos nuestros cumpleaños); el Arroz con Guandú (Cajanus cajan) conocido también en otras latitudes como guandul, gandul, quinchoncho o frijol de palo; el Guacho o Gallo Pinto, que no tiene nada que ver con el popularísimo y muy sabroso plato costarricense; o simplemente blanco acompañando un suculento Sancocho de Gallina. Está compuesto principalmente por hidratos de carbono en forma de almidón; no es precisamente fuente de vitaminas y minerales pues la mayoría de los nutrientes importantes se pierden al ser procesado, por lo que los nutricionistas recomiendan consumirlo en su estado integral (aunque para serles franco, no me parece nada sabroso); sin embargo, es un verdadero proveedor de energía pues 100 gramos aportan alrededor de 350 calorías. Las variedades más utilizadas se diferencian entre si por el tamaño y la forma del grano y van, en una clasificación simple, desde el de grano corto, rico en almidón, como el Arbóreo que se utiliza para el risotto o la variedad japonesa con que se prepara el sushi; el de grano medio o arroz común, que usamos a diario y el arroz de grano largo, entre los que encontramos el Basmati (India) y el Jazmín (Tailandia). Se ha hecho muy popular en los últimos años el Parboiled, que no es exactamente una variedad, sino un arroz que ha sido sometido a un proceso de vaporización para facilitar la cocción. Teniendo en cuenta todo lo que he dicho, el arroz es entonces un aliado invalorable en la cocina, sabroso, nutritivo y muy barato. También es muy versátil, como lo demuestran las recetas a continuación.
Imagen: www.derechoalimentacion.org
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