sábado, 29 de agosto de 2009

LA PASIÓN POR UNA FRUTA


LA PASIÓN POR UNA FRUTA
Para describir esta fruta hay que utilizar calificativos que denoten intensidad: Por su color, por su olor y especialmente por su sabor.
La pasiflora edilus, fruta de la pasión, maracuyá, parchita, parcha, pasionaria, chinola, mburucuyá y otros tantos nombres obtenidos en los diferentes países donde se cultiva y se consume, casi todos en las zonas tropicales y subtropicales del planeta. Combina la intensidad con lo exótico y un increíble sabor, tal como lo hacen los habitantes de los lugares donde se encuentra. Sin embargo esta pasión desbordada que sugiere y que nos hace pensar en cosas prohibidas, nada tiene que ver con el desenfreno erótico ni con los pecados de la carne...la pasión a la que se refiere viene de la época de la colonia cuando los españoles (¡para variar!) le encontraron semejanza a la hermosa flor con la corona de espinas usada por Nuestro Señor en su pasión y muerte. Sea cual sea la razón, esta fruta se las trae, no solo por su intenso y delicioso sabor, es fuente importante de vitamina C, 100 gramos de pulpa solo aportan 68 calorías, además sus hojas y flores en infusión se utilizan con fines medicinales, sino pregúntenle a nuestras abuelitas si alguna vez faltaba en casa el jarabe de pasiflorina, que irónicamente no desbordaba ninguna pasión sino que tranquilizaba los nervios.
En gastronomía su uso se ha extendido en todos los ámbitos y es tan buena en una salsa como en un dulce, tal como se los demuestro en las recetas que les ofrezco a continuación.





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